sábado, 16 de mayo de 2009

Los sospechosos físicos nucleares

A raíz de la publicación de yosoynuclear.org, plataforma que suscribo, he tenido el placer de leer algunos de los inefables comentarios --los comentaristas, por cierto, casi siempre anónimos-- que descalifican mis opiniones de acuerdo a la venerable estrategia de la calumnia.

Los argumentos son de dos tipos: el suave, que alega, con cierto sentido común, que no puede esperarse de un físico nuclear otra cosa que sea pro-nuclear. No es del todo exacto. Entre los físicos, como entre cualquier colectivo humano, hay muchas opiniones y grados de sostenerlas, desde los abiertamente convencidos (mi caso), hasta los excépticos, pasando por los condicionales, que apoyan, por ejemplo la fusión pero no la fisión. Por otra parte, la opinión mayoritaria entre los físicos, nucleares o no, es favorable a este tipo de energía, lo que no quiere decir que ignoremos sus inconvenientes. Así se refleja, por ejemplo, en la publiación de la European Physical Society:

http://www.eps.org/publications/energy-for-the-future

Otros estudios realizados por centros científicos de prestigio incluyen el conocido informe del Massachusetts Institute of Technology:

http://web.mit.edu/nuclearpower/

Y el de la universidad de Chicago:

http://nuclear.gov/np2010/reports/NuclIndustryStudy-Summary.pdf

La bibliografía sobre energía nuclear es muy grande, aunque en español no hay gran cosa, quitando "El ecologista" y el libro de Manuel Lozano Leyvva (Nuclear, por qué no) que ya he mencionado en estas páginas. Un libro magnífico y disponible on-line es el de Bernard Cohen (físico, como no):

http://www.phyast.pitt.edu/~blc/book/

Así, que, se diría que en efecto, la acusación de que los físicos, no digamos ya los nucleares apoyamos la susodicha energía es justificada.

Por el contrario, las credenciales más frecuentes que uno se encuentra entre los detractores de la energía nuclear son sus convicciones ecologistas, con perfiles que no son a menudo técnicos (una obvia excepción en España es Marcel Coderch, ingeniero de formación y ciertamente ducho en cuestiones energéticas).

Imaginemos una discusión sobre los méritos de la aviación civil. Por un lado, los detractores, alegando que los aviones son inseguros (mueren unos cientos de personas todos los años en accidentes de mayor o menor envergadura), que contaminan y estropean el medio ambiente (váyase a vivir cerca de un aeropuerto el que no se lo crea), que implican una actividad antidemocrática (póngase en la fila para pasar el control de acceso el excéptico y aguante el ritual humillante de cada viaje, que suele incluir despojarse del cinturón, los zapatos y el día menos pensado ponerse en bolas) y son blanco de terroristas (la madre de todos los atentados terroristas de la historia utilizó aviones). Que son insostenibles (explíqueme el que lo dude cómo volaremos el día que esasee el petróleo), que requieren de una sociedad compleja (globalizada y tecnológica, añadiría), etc., etc., etc. Excepto por las coletillas de la radioactividad y los residuos (aunque emitir CO2 bien que emiten), la letanía es más o menos la misma que castiga a la energía nuclear.

Imagine ahora el lector a los ingenieros aeronaúticos y expertos en tráfico aéreo tratando de alegar que doscientos muertos al año se traduce en una probabilidad infinitesimal de que un individuo muera en un accidente aéreo, dada la intensidad del tráfico aéreo (es mucho más probable morir de casi cualquier otra manera, como comento en el capítulo 10 de "El ecologista nuclear"), que los aviones son máquinas que llevan cien años de avances industriales e innovación a cuestas y que los inconvenientes que causan son pequeños comparados con las ventajas que nos ofrecen (el transporte de pasajeros y mercancías a todo lo ancho del globo). No faltaría quién opinara: "Claro, qué van a decir estos tíos, siendo ingenieros aeronáuticos".

Lo de menos es que los ingenieros en cuestión saben una cosa o dos de aviones y buena parte de los que les critican más bien poco o nada. Lo importante es que les suponemos culpables, como a los físicos nucleares porque cuentan con una formación que les hace sospechosos. Es un efecto de lo más interesante. Algo así como la venganza de los necios. Mi opinión es más válida que la tuya, porque sé mucho menos del tema.

Es cierto que para opinar de las ventajas e inconvenientes de la aviación civil o de la energía nuclear no hace falta conocer al dedillo cada pieza que componen las turbinas de un Boeing, ni tampoco ser un experto en diseño de reactores nucleares. Pero al menos hay que saber algo de los principios básicos de la aerodinámica (y tengo comprobado por experiencia que muchísima gente no sabe por qué vuela un avión) y de la física nuclear. Si sólo nos suena de lejos lo que es la radioactividad, es más fácil que le tengamos miedo que si entendemos sus riesgos. Si acabamos de ver un film (como el que me tragué el otro día en el encuentro de jóvenes verdes) en el que nos aseguran que la radioactividad sellada en vidrio+titanio+cemento+1km de roca, "puede escapar a la atmósfera" (sin decirnos por qué rara magia) y nos lo creemos sin más, es normal que pensemos que el problema de los residuos es intratable.

Viceversa, es posible que los físicos seamos optimistas y creamos demasiado en la ciencia y la tecnología. Por mi parte me reconozco culpable de ese pecado. Es más, tengo más confianza en nuestra capacidad técnica que en nuestras virtudes espirituales. Creo que somos capaces de construir aviones (y reactores) seguros pero no estoy nada seguro de que seamos capaces de cambiar nuestro modo de vida (esta enloquecida sociedad industrial) ni siquiera un poquito, hasta que nos demos contra la pared, dicho sea de paso. Por eso, los argumentos sobre el ahorro energético no me convencen (aparte de porque los que lo hace no cuantifican, por lo general, cuánto ahorro es razonable esperar y cómo se va a implementar). Para muestra un botón: la reciente medida del gobierno facilitando la compra de más coches. Toma ahorro energético y medidas anti-polución.

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El segundo tipo de argumentos es el que alega que los físicos estamos a sueldo de la industria nuclear. Se trata de un argumento que se repite y tiene su gracia. No sólo es cobarde (en lugar de rebatir al enemigo lo descalifico), sino que en cierto modo delata al que lo esgrime. Cuando alguien afirma, tan convencido, que las razones que pueden llevar a un tipo como yo a defender en público sus ideas son el recibier un mero salario, se está descarando sin saberlo. Es como si nos dijera. Este tipo, del que no sé nada, debe ser un mercenario, porque si no, no se explican sus actos. Esto es: todo el mundo que opina, está a sueldo. De lo que se deduce que el individuo, si opinara, sería por treinta monedas de platas. Lo que sugiere, que en lugar de firmar "Anónimo" (como suelen hacer) podría firmar "Judas".

3 comentarios:

  1. tarde llego, y es que así es internet.
    rápido pero paciente.

    un poco pobre de contenido para ser usted.
    perdone si no profundizo, por ahora en su blog.

    el interés que ponemos en la industria nuclear se debe a la posibilidad de vernos provistos de energía limpia, abundante y barata.

    el que ponemos en la industria aeronáutica, tiene relación con la posibilidad de ver y tocar más allá de nuestras narices con rapidez y comodidad.

    la segunda podría depender de la primera, pero no compararse.

    cumplen las expectativas?

    la segunda parece claro que sí y solamente sería criticable su coste(energético y ambiental, que no el económico para contento de las masas).
    la mejor crítica?
    yo no vuelo.
    tampoco tengo coche.
    -pobretón!- me dicen.

    pero... ay! la primera.

    la primera -hoy y ayer- se ve subvencionada (económica y energeticamente)hasta la nausea.
    lleva más de cincuenta años haciendo promesas de seguridad y costes que no vemos cumplidas.
    y efectivamente, da "el pan y la sal" a cinco técnicos y enriquece a cuatro individuos de dudosa catadura.

    no soy antinuclear.

    considero que las actuales centrales de tercer y tercera generación "plus"(¿?), son mentirosas.

    sucias, peligrosas, devoradoras de uranio y mendigas del petróleo barato y del erario público.

    las promesas de nuevas centrales generadoras de su propio combustible,la fusión o el too cheap to meter?


    hombre blanco hablar con lengua de serpiente.

    piansta.

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  2. Aprovecho esta oportunidad. He intentado conocer con exactitud las víctimas directas por el crack de Fujushima, así como una estimación objetiva de los afectados, sin éxito. Las informaciones, obviando tales datos, se centran en la evidencia del gran peligro que suponen las centrales nucleares, de lo que Fujushima es la cuestión prevalente. Creo que para objetivizar la cuestión, a fin de huir de aquellas opiniones producto epitomético de la ideología , digamos verde, confrontar el número de víctimas habidas por causa directa del tsunami con el de provocadas por el colapso de la central nuclear. Tal comparación podría poner las cosas en su sitio. Eso sí, que cada uno siga opinando pero con datos objetivos y no imaginados al propio sentimiento.
    Nota.- El vocablo EPITOMÉTICO no existe como tal. Lo empleo, no obstante, como propuesta derivada del sí existente EPÍTOME, que, más allá de su sentido retórico, para mí expresa el adelanto previo inicial de lo que es la conclusión final y, por tanto, el desarrollo de la tesis puede evitarse pues, paradójicamente, antes de ella se anuncia el final.
    O bien, proléptico, asimismo inexistente, derivado a su vez del correcto prolepsis, debería emplearse para advertir que las opiniones en contra de la nuclear siempre se anticipan a sí mismas a la exposición de los argumentos.
    Si mis deducciones respecto a lo anteriores fuesen exactas, me temo que comparar las cifras de uno y otro desastre si bien no serían del orden comparitivo de la Longitud de Plank respecto del diámetro del Universo, sí que sería una relación altamente escandaloso.
    ¿Alguien se atreve acometer tal investigación?
    ¿Quizá algún audaz héroe antinuclear?
    Adelante.

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  3. estimado juan,
    me temo que los héroes que usted convoca no suelen frecuentar estos blogs de medio pelo, por mucho que usted los "sane" con su amabilidad, sus lecciones y su mera presencia.
    yo -modestamente- trataría de buscar las respuestas que le inquietan, si usted me ayudara con algún dato que me falta.
    1.- superficie afectada, dada en relación con unidades de tiempo de exclusión previsto.
    2.- costes asociados y pagador.
    los dos puntos en mínimos y máximos, que no hay que fiarse de las fuentes.
    gracias.

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