miércoles, 20 de mayo de 2009

Un mix 100% renovable

Hoy sale en el mundo un artículo

http://www.elmundo.es/elmundo/2009/05/20/ciencia/1242832966.html

En el que se afirma que España podría contar con un mix 100% renovable para el año 2050.

El artículo es todo un poema de como se informa (perdón NO se informa) al ciudadano. Vemos. 

España podría abastecerse totalmente con energías renovables antes del año 2050. Parece un sueño imposible de alcanzar, pero dos informes presentados de forma independiente por la Asociación de Productores de Energías Renovables (APPA) y Greenpeace y por la Fundación Ideas, un 'Think Tank' del Partido Socialista vicepresidido por el ex ministro Jesús Caldera, aseguran que este objetivo es posible.
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Esto es: la noticia es que unos señores afirman que España podría tener un mix 100% renovable. Igualmente podríamos afirmar que podría tener un mix 100 % nuclear o que en el 2050 habremos descubierto la fusión o la antigravedad. Ni una sola linea para explicarnos en qué se basa tan atrevida afirmación.
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Por un lado, APPA y Greenpeace han elaborado un anteproyecto de ley para el fomento de las energías renovables, con la que España podría convertirse en el líder mundial de las energías limpias. El documento, que serviría para trasponer la directiva europea de energías renovables a la normativa española, fija objetivos como cubrir con fuentes limpias el 100% de la demanda eléctrica en 2050 y alcanzar el 80% de la demanda total para el mismo año.
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De aquí ya nos pasamos a un anterproyecto de ley... yo creía que los anteproyectos de ley los hacía el gobierno, pero bueno. Nos dicen que el documento fija objetivos, pero por supuestos no nos dicen qué objetivos son esos.

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De forma paralela, la Fundación Ideas ha sido mucho más ambiciosa y, en su informe 'Un nuevo modelo energético para España' afirma que nuestro país podría satisfacer su consumo energético primario al 100% con energías renovables en 2050 con una inversión de medio billón de euros.
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¡Al fin un dato. Medio billón de euros, sea 500.000 millones de euros. Más o menos el coste de 100 centrales nucleares, que producirían algo así como 800 TWh, esto es, casi el triple de la electricidad que consumimos hoy (claro que en la noticia no nos dicen cuánta energía se asume para el 2050, ya que, excepto por el dato del medio billón, que tampoco nos dicen cómo y cuándo se invierte, no sabemos nada de la fórmula mágica). 
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Apoyo al cierre de las nucleares

Caldera aseguró que el actual modelo energético de España, basado en su mayoría en fuentes fósiles, es "insostenible" y advirtió de que no habrá un futuro para el planeta "si no cambiamos el modo de producir y consumir energía".

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Bueno, ojo. España tiene en este momento un 40 % largo de fuentes no fósiles, entre nuclear, hidro, eólica y la incipiente termoeléctrica. Está bastante mejor que otros países, aunque estoy de acuerdo que un 60% fósil es insostenible en el horizonte del 2050.

señaló que si se fomenta el uso de renovables no se tendrían que construir más centrales nucleares y dijo que la apuesta por la energía "verde" podría suponer la creación de hasta 1,18 millones de puestos de trabajo, en un escenario de demanda energética alta, y permitiría a España acceder con su exportación a un mercado de entre 2 y 8 billones de euros.

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¡Vaya! ¿Y cómo? Porque los 8000 GWh de cada central nuclear no pueden sustituirse por energía no regulable/variable. Si asumo que a lo que se refieren estos señores es a sustituir las nucleares por centrales térmica solares (CTS), no hay problema. Sólo hay que construir unas 30 por cada central nuclear que se cierre... desde luego que darán puestos de trabajo. Lo que no me queda claro es quién los pagará... 

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Respecto a los reactores nucleares ya existentes, en el informe se propone que se vayan cerrando cuando expiren sus licencias de explotación, tras 40 años de vida útil, siempre y cuando no sea necesario cerrarlas antes por cuestiones de seguridad.

Claro que sí. Al enemigo ni agua.

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"España está ante una gran oportunidad", dice Javier García Breva, miembro de la junta directiva de APPA. "Estamos en situación de generar cerca de un millón de empleos y de ser líderes mundiales en energías limpias".

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Yo tengo una idea mejor. La asociación de ecologistas soñadores nucleares propone ENERGÍA DE FUSIÓN para el año 2020 (ya puestos a soñar), que nos permitirá exportar más y crear más puestos de trabajo... y cerrar las nucleares!

Y, además, tanto el programa electoral del presidente Rodríguez Zapatero como sus últimas declaraciones indican que el Gobierno tiene la intención de impulsar estas fuentes de energía de una forma decidida que haga posible un objetivo semejante.

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El gobierno lleva años apoyando estas energías renovables. O sea subvencionándolas. En fin, que lo que dice el comunicado es que sigan subvencionándolas. 

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Sin embargo, es el propio Gobierno quien está poniendo piedras en el camino al fomento de las energías renovables. "Por el momento el principal obstáculo para las energías limpias es el ministro Miguel Sebastián", aseguraron de forma conjunta los representantes de Greenpeace y de APPA. González Vélez insiste en que "el discurso del presidente del Gobierno es otro, aunque otra cosa es que los músicos de su orquesta le desafinen y a veces no preste el oído suficiente para salir al paso".

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Será que el ministro es duro de oído o será que no le salen las cuentas. Las energías renovables son caras. Es correcto subvencionarlas... pero hasta dónde y bajo qué condiciones? 

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"Estamos en una situación de enorme incoherencia entre los mensajes del Gobierno y la realidad", dice Juan López de Uralde, director ejecutivo de Greenpeace en España. "Sabemos que España puede funcionar al 100% con renovables y la Ley de Energías renovables es una herramienta necesaria para llegar a ese objetivo".

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El final es glorioso. SABEMOS que España puede funcionar... a mí me suena a mensaje religioso, a secta, a discurso de iniciados... a iglesia new age, que con una mano te bendice y con la otra te pide pasta (la ley de energías renovables me imagino que no es otra cosa)...


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El informe de GP (imagino que será el de la UP de Comillas que estudié en su momento) lo analizo en "El ecologista". Un mix 100 % renovable es complicado porque las energías renovables, esto es solar y eólica no son fácilmente regulables. Puesto que el viento sopla cuando quiere y no hay sol de noche (y cuando está nublado el sol no calienta igual de bien los colectores termosolares) es necesario para un mix renovable dar con grandes sistemas de almacenamiento de electricidad, sobredimensionar la potencia, cambiar el modelo de red eléctrica (usando presumiblemente redes DC entre otras muchas otras virguerías) o las tres cosas juntas. Se necesitan muchos más pantanos de bombeo de los que tenemos, multiplicar por un factor 200-500 el número de CTS, por un factor 5-10 el número de turbogeneradores, desarrollar tecnología que está en la infancia (los sistemas de almacenamiento basados en sal fundida), o bien tener fe ciega en la posibilidad de utilizar hidrógeno de aquí al 2050... 

Claro que de todo eso la noticia no dice ni pío. La NO noticia debería decir. Y la verdad es que suena a familiar. Suena a las viejas y falsas cantinelas de las primeras décadas de la energía nuclear, cuando la gente se creía que todo el monte era orégano o plutonio, cuando la energía nuclear iba a ser "too cheap to meter" y cuando los desafíos tecnológicos se los pasaba uno por el forro. Eso sí, tirando de mucha subvención pública.

Por todas esas falsas promesas, la energía nuclear pagó y sigue pagando bien caro. Le costaron estancarse y no está claro en absoluto que reviva, porque no tiene el crédito para volver a vender la moto o la luna y pedir una "ley de las energía nucleares", esto es, subvenciones. 

Claro que alguna lección ha aprendido la industria. Por ejemplo, a ser prudentes a la hora de proponer revoluciones. La generación III+ lleva casi 20 años cocinándose y la generación IV cosa de 10 y nadie pretende que esté a punto antes de otros 20. La dura realidad es que la tecnología avanza despacio y a trompicones y los problemas asociados a un mix 100 % renovable son inmensos. Es muy posible que andando el tiempo puedan resolverse. A no ser que se mate a la gallina de los huevos de oro, o a la vaca lechera de las tetas inagotables a base de pedir subvenciones y prometer imposibles.








Porque una central nuclear da al año 8000 GWh de energía, a comparar con los 30-50 GWh que dan las termosolares. 





sábado, 16 de mayo de 2009

Los sospechosos físicos nucleares

A raíz de la publicación de yosoynuclear.org, plataforma que suscribo, he tenido el placer de leer algunos de los inefables comentarios --los comentaristas, por cierto, casi siempre anónimos-- que descalifican mis opiniones de acuerdo a la venerable estrategia de la calumnia.

Los argumentos son de dos tipos: el suave, que alega, con cierto sentido común, que no puede esperarse de un físico nuclear otra cosa que sea pro-nuclear. No es del todo exacto. Entre los físicos, como entre cualquier colectivo humano, hay muchas opiniones y grados de sostenerlas, desde los abiertamente convencidos (mi caso), hasta los excépticos, pasando por los condicionales, que apoyan, por ejemplo la fusión pero no la fisión. Por otra parte, la opinión mayoritaria entre los físicos, nucleares o no, es favorable a este tipo de energía, lo que no quiere decir que ignoremos sus inconvenientes. Así se refleja, por ejemplo, en la publiación de la European Physical Society:

http://www.eps.org/publications/energy-for-the-future

Otros estudios realizados por centros científicos de prestigio incluyen el conocido informe del Massachusetts Institute of Technology:

http://web.mit.edu/nuclearpower/

Y el de la universidad de Chicago:

http://nuclear.gov/np2010/reports/NuclIndustryStudy-Summary.pdf

La bibliografía sobre energía nuclear es muy grande, aunque en español no hay gran cosa, quitando "El ecologista" y el libro de Manuel Lozano Leyvva (Nuclear, por qué no) que ya he mencionado en estas páginas. Un libro magnífico y disponible on-line es el de Bernard Cohen (físico, como no):

http://www.phyast.pitt.edu/~blc/book/

Así, que, se diría que en efecto, la acusación de que los físicos, no digamos ya los nucleares apoyamos la susodicha energía es justificada.

Por el contrario, las credenciales más frecuentes que uno se encuentra entre los detractores de la energía nuclear son sus convicciones ecologistas, con perfiles que no son a menudo técnicos (una obvia excepción en España es Marcel Coderch, ingeniero de formación y ciertamente ducho en cuestiones energéticas).

Imaginemos una discusión sobre los méritos de la aviación civil. Por un lado, los detractores, alegando que los aviones son inseguros (mueren unos cientos de personas todos los años en accidentes de mayor o menor envergadura), que contaminan y estropean el medio ambiente (váyase a vivir cerca de un aeropuerto el que no se lo crea), que implican una actividad antidemocrática (póngase en la fila para pasar el control de acceso el excéptico y aguante el ritual humillante de cada viaje, que suele incluir despojarse del cinturón, los zapatos y el día menos pensado ponerse en bolas) y son blanco de terroristas (la madre de todos los atentados terroristas de la historia utilizó aviones). Que son insostenibles (explíqueme el que lo dude cómo volaremos el día que esasee el petróleo), que requieren de una sociedad compleja (globalizada y tecnológica, añadiría), etc., etc., etc. Excepto por las coletillas de la radioactividad y los residuos (aunque emitir CO2 bien que emiten), la letanía es más o menos la misma que castiga a la energía nuclear.

Imagine ahora el lector a los ingenieros aeronaúticos y expertos en tráfico aéreo tratando de alegar que doscientos muertos al año se traduce en una probabilidad infinitesimal de que un individuo muera en un accidente aéreo, dada la intensidad del tráfico aéreo (es mucho más probable morir de casi cualquier otra manera, como comento en el capítulo 10 de "El ecologista nuclear"), que los aviones son máquinas que llevan cien años de avances industriales e innovación a cuestas y que los inconvenientes que causan son pequeños comparados con las ventajas que nos ofrecen (el transporte de pasajeros y mercancías a todo lo ancho del globo). No faltaría quién opinara: "Claro, qué van a decir estos tíos, siendo ingenieros aeronáuticos".

Lo de menos es que los ingenieros en cuestión saben una cosa o dos de aviones y buena parte de los que les critican más bien poco o nada. Lo importante es que les suponemos culpables, como a los físicos nucleares porque cuentan con una formación que les hace sospechosos. Es un efecto de lo más interesante. Algo así como la venganza de los necios. Mi opinión es más válida que la tuya, porque sé mucho menos del tema.

Es cierto que para opinar de las ventajas e inconvenientes de la aviación civil o de la energía nuclear no hace falta conocer al dedillo cada pieza que componen las turbinas de un Boeing, ni tampoco ser un experto en diseño de reactores nucleares. Pero al menos hay que saber algo de los principios básicos de la aerodinámica (y tengo comprobado por experiencia que muchísima gente no sabe por qué vuela un avión) y de la física nuclear. Si sólo nos suena de lejos lo que es la radioactividad, es más fácil que le tengamos miedo que si entendemos sus riesgos. Si acabamos de ver un film (como el que me tragué el otro día en el encuentro de jóvenes verdes) en el que nos aseguran que la radioactividad sellada en vidrio+titanio+cemento+1km de roca, "puede escapar a la atmósfera" (sin decirnos por qué rara magia) y nos lo creemos sin más, es normal que pensemos que el problema de los residuos es intratable.

Viceversa, es posible que los físicos seamos optimistas y creamos demasiado en la ciencia y la tecnología. Por mi parte me reconozco culpable de ese pecado. Es más, tengo más confianza en nuestra capacidad técnica que en nuestras virtudes espirituales. Creo que somos capaces de construir aviones (y reactores) seguros pero no estoy nada seguro de que seamos capaces de cambiar nuestro modo de vida (esta enloquecida sociedad industrial) ni siquiera un poquito, hasta que nos demos contra la pared, dicho sea de paso. Por eso, los argumentos sobre el ahorro energético no me convencen (aparte de porque los que lo hace no cuantifican, por lo general, cuánto ahorro es razonable esperar y cómo se va a implementar). Para muestra un botón: la reciente medida del gobierno facilitando la compra de más coches. Toma ahorro energético y medidas anti-polución.

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El segundo tipo de argumentos es el que alega que los físicos estamos a sueldo de la industria nuclear. Se trata de un argumento que se repite y tiene su gracia. No sólo es cobarde (en lugar de rebatir al enemigo lo descalifico), sino que en cierto modo delata al que lo esgrime. Cuando alguien afirma, tan convencido, que las razones que pueden llevar a un tipo como yo a defender en público sus ideas son el recibier un mero salario, se está descarando sin saberlo. Es como si nos dijera. Este tipo, del que no sé nada, debe ser un mercenario, porque si no, no se explican sus actos. Esto es: todo el mundo que opina, está a sueldo. De lo que se deduce que el individuo, si opinara, sería por treinta monedas de platas. Lo que sugiere, que en lugar de firmar "Anónimo" (como suelen hacer) podría firmar "Judas".

martes, 12 de mayo de 2009

Chernóbil y el estudio de la OMS

Healtheffectsofthe Chernobyl accident andspecial healthcare programmes. ... Manylessonshave beenlearnedfrom the Chernobyl accident andpreparationshave been ...

whqlibdoc.who.int/publications/2006/9241594179_eng.pdf


El siguiente texto aparece en mi libro (es una traducción del texto de WHO al que me refiero)

Entre los 134 trabajadores de emergencia (los llamados liquidadores) que trabajaron en la mitigación inmediata de los efectos del accidente de Chernóbil, 19 han muerto entre 1987 y 2004 por diferentes causas. Entre la población general afectada por la contaminación las dosis fueron mucho más bajas (que las recibidas por bomberos y liquidadores) y no se produjeron casos de síndrome debido a la radiación aguda.

De acuerdo con los datos, la mortalidad total entre los liquidadores no difiere de manera significativa en términos estadísticos [...] de la mortalidad normal en la población Rusa general. Sin embargo (existen indicaciones de que) un 4,6\% de las fatalidades entre los liquidadores que ocurrieron durante los 12 años siguientes al accidente puedan atribuirse a enfermedades inducidas por la radiación\footnote{Lo que añadiría unas 7 víctimas a las 30 inmediatas registradas tras el accidente.}

Los estudios realizados sobre residentes de las áreas contaminadas en Bielorrusia, Rusia y Ucrania, realizados desde 1986, no han revelado ninguna evidencia significativa de un aumento de mortalidad relacionado con la radiación, en particular en cuanto a fatalidades causadas por leucemia, cánceres (no de tiroides) y enfermedades no cancerígenas.

De los más de 4.000 casos de tiroides diagnosticados entre niños y adolescentes en Bielorrusia, Rusia y Ucrania (entre 1992 y 2002), la mayoría han sido tratados con éxito, con menos de un 1\% de fatalidades.

Debido a la incertidumbre existente, las predicciones de futura mortalidad deben realizarse con gran cuidado. En particular, se da el efecto de una reducción significativa de la esperanza de vida en los tres países (Rusia, Bielorrusia y Ucrania) no asociada a la radiación que supone un fuerte impedimento para detectar los posibles efectos nocivos de la radiación.
\end{quotation}

Los bárbaros jóvenes verdes

He participado hoy en un cine-forum y debate organizado por jóvenes verdes,

www.jovenesverdes.org,

Invitado por Dani Hernández. Participaban también
José Albelda, colega universitario y miembro de Greenpeace, Natxo Sierra de WWF, y David Hammerstein eurodiputado del Grupo Verde. Me servían de guardaespaldas Miguel y Justo (Francesc se ha rajado, el muy gallina). Allí estaba también mi viejo amigo Isi (sin mi querida Anahí).

Como debate, el de hoy era un poco especial, porque el evento comenzaba con dos documentales, bastante bien hechos y muy antinucleares, en los que se decían muchas cosas interesantes, algunas verdades como pinos (el desastre ecológico que supone la minería del uranio, como toda la minería, hay que añadir) y una cuantas bolas (afirmar que la energía nuclear acabará emitiendo mucho CO2 al procesar vetas escasas de uranio demuestra que no se han hecho las cuentas de lo que emite una central de carbón) o consignas habituales (la radioactividad, vitrificada, encerrada en un barril de titanio, enterrada a un kilómetro bajo tierra y sellada por hormigón escapará y nos atacará a todos... a lo mejor, pero puede que el día del juicio llegue antes). En cuanto a la mesa: El invitado de piedra (yours truly) en el centro, con Dani al lado, haciendo de moderador y echándome todos los cables que podía, Jose, a mi derecha, y Nacho y David a la izquierda. Vamos, que estaba rodeado y llevaba las de perder. Excepto que en un debate nadie pierde nada, a no ser el tiempo o la paciencia. Hablar, esa cosa que nos gusta tanto a algunos, no hace daño. O puede que sí: en alguno de los libros de poesía que antes frecuentaba he leído: hieren más las palabras que las balas.


En el acto, por cierto, éramos cuatro monas. Mientras los plastas de la mesa de invitados dábamos la barrila y predicábamos sobre nuestras respectivas convicciones, los chicos y chicas que habían venido al acto (un puñadito) nos aguantaban ecuánimes y atentos. El resto del mundo viendo el fútbol. La cosa tenía un tinte algo surrealista. Nosotros divagando sobre el cambio de modelo social, las teorías Hegeliana, el aumento de la entropía, los riesgos nucleares, la necesidad de invertir o no en la energía de fusión y otras importantes cuestiones y el mundo mundial --excepto los jóvenes bárbaros-- preocupándose por la suerte de 24 esforzados atletas, vestidos de brillantes colores, dándole patadas a un objeto esférico, que diría mi admirado Tierno Galván.

He dicho los jóvenes bárbaros. Los bárbaros jóvenes verdes que venían a escuchar y mucho más importante que eso, a pensar por su cuenta.

Las invasiones bárbaras. Una de las mejores películas que he visto en mi vida y un canto a la generación de jóvenes que nos asombra a los que como yo, rondan los 50. Dani y compañía andarán por los veintipocos, alguno menos que Miguel y Justo. Lo bastante jóvenes como para ser mis hijos, aunque mis hijos tienen 9 y 5 años (and believe me: the russians love their children too).

En las invasiones bárbaras, el protagonista, un profesor de unversidad moribundo, descubre que la siguiente generación ("los bárbaros"), la generación que no comprende (no leen los libros que él leía, no actúan como él actuaba, no comulgan con sus ruedas de molino) la generación que incluye a su propio hijo, son, al final, la esperanza que le queda (Y sin embargo hay algo que se queda/Y sin embargo hay algo que se queja). Muere este profesor (la película es a la vez un canto a la vida y un canto a la muerte y todo esto sin necesidad de otra redención que la belleza) pero antes descubre quién es su hijo: Un día, viendo la tele, donde unos jóvenes se manifiestan (probablemente en contra de las centrales nucleares) dice: "el mundo es de los bárbaros". En ese momento su hijo entra en la habitación. Lo mira y orgulloso, concluye: Y este es su príncipe.

En el debate de hoy, los jóvenes verdes, que no se perdían una, que han opinado poco (no les dábamos cancha a los pobres, los de la mesa, con nuestra veborrea) y que sonreían mucho, han sido mis príncipes.

Del debate no diré mucho, al menos hoy no. Diré que Jose Albelda representa el Green Peace que respeto, por más que no estemos de acuerdo en lo nuclear y por más que no entienda porque según GP no hay que financiar la fusión para financiar las energías renovables (ha sido uno de mis bárbaros quién ha comentado: es como afirmar que nos preocupa tanto la financiar la lucha contra el cáncer que no queremos invertir en la lucha contra el SIDA). Pero creo que con Jose y con David estoy de acuerdo en bastantes cosas. Con Nacho, me parece que algo menos. Por lo visto no le ha gustado el título de mi libro. Por algo que tenía que ver con los oxymorrones. No me ha quedado claro que era un oxymorrón.

Creo que también diferimos en nuestra apreciación del segundo principio de la termodinámica, que, según me parece entender, invoca como prueba antinuclear (también invoca a Hegel, no estoy muy seguro de si a favor o en contra lo lo nuclear).

Bueno, for the record: El segundo principio de la termodinámica, al que me refiero en el segundo capítulo de mi libro, dice que la entropía de un sistema cerrado aumenta continuamente. O lo que es lo mismo, que la capacidad de la energía para realizar trabajo se degrada.

EN UN SISTEMA CERRADO. La Tierra no lo es, por fortuna. Recibimos un flujo de energía continuo del un reactor nuclear (de fusión) vecino, llamado sol. Ese flujo de energía nos permite, localmente, DISMINUIR la entropía. Todos nosotros: los jóvenes verdes y los viejos pronucleatas, la poesía de Borges y los unicornios, el apple MacBookPro con que escribo estas líneas y el cuadro de Monalisa, somos en el fondo, nada más y nada menos que un desafío temporal, una batalla perdida a largo plazo, pero ganada en el glorioso instante, a la segunda ley de la termodinámica. También viola la segunda ley (y de nuevo es la pluma de Borges a quién refiero)

esa cosa ansiosa,

y breve, y hermosa

que es la vida

Salut, república y visca el Barça que diría otro amigo cuyo libro creo haber ya recomendado en estas páginas: Marcel Coderch ("el espejismo nuclear"). Un libro con el que estoy en bastante desacuerdo. Un libro honesto y que da qué pensar. De eso se trata.

domingo, 10 de mayo de 2009

Presentación del ecologista en Sagunto

El día 6 presentamos el libro en Sagunto, o para ser más exactos en Puerto de Sagunto. Si es cierto que uno pertenece a la ciudad en la que estudió ("uno es de donde fue al instituto"), el que suscribe es porteño, así que el libro se presentaba en casa.

Lo organizaba Elías Yanini, el librero de mi pueblo. Hace 30 años, cuando empezaba yo a aparecer por su tienda, Elías era un tipo tímido, con pelos, barba y alma de rojeras, que se había leído todos los libros que tenía en exposición o eso parecía. Tres décadas han cambiado sólo una cosa. Ya no es capaz de leerse todas las novedades que llegan a Librería el Puerto, a veces ni siquiera de sacarlas de las cajas. Los pelos y el alma siguen donde estaban.

A los quince (y 16,17,18...) en la España de mediados de los 70, no teníamos un duro. Yo tenía el vicio de los comics, las novelas de aventuras, todo lo que salía en la editorial MIR y los cátedra de poesía. Elías me fiaba. Literalmente. Apuntaba en una libretita lo que me llevaba y yo pagaba cuando podía. Un librero que fía a sus clientes es lo más aproximado que existe a Santa Teresa de Calcuta. Ya lo he dicho: el alma tras la pelambrera.

El maestro de ceremonias fue Jesus Fernández Cabellos, uno de los poetas de mi pueblo. De Jesús, de Paco y de la poesía, hablaré otro día. Habrá quién opine que tiene cojones el pronuclear este, arrancándose por líricas en lugar de seguir defendiendo el átomo que es de lo que va este blog. Uno es que tiene su corazoncito.

Presentó Quique Sanchís, amigo del instituto, amigo de la facultad, compañero de fatigas de los primeros años del CERN y vecino de mi segundo o tercer pueblo adoptivo (las cosas de ser un nómada), Rocafort. Un discurso de los de antes, elegante y sentido, muy en el estilo de la falsa sencillez que siempre ha sido el trademark de Quique. Tras el hombre campechano y de verbo fluido y cordial se esconde el pensador reflexivo. El hombre de bien.

Y en fin, vinieron familia y amigos, que es la gente que viene a estos actos y unos cuantos ecologistas de mi pueblo. En el turno de palabras hubo debate. Un debate civilizado e interesante, que empezó con una crítica a ciertas frases un poco subidas de tono que escribo en el "Ecologista" y que acepté sin más preámbulos. En algún sitio se me va la mano con palabros como ecofundamentalismo y otros calificativos que no sirven para nada excepto para cabrear. Y nadie puede dialogar cabreado. Así que pedí disculpas por las licencias poéticas.

También me expliqué: cuando me meto con Greenpeace lo hago por alguno de los textos que han publicado en su campaña antinuclear (por cierto que parte de ellos han desaparecido). Hubo un panfleto, "las quince mentiras sobre la energía nuclear", que se publicó en el mundo, donde se decían unas cuantas bolas a quemarropa (como la famosa leyenda que afirma que la energía nuclear emite mucho CO2 en el ciclo indirecto, una burrada donde las haya). En general, considero que la campaña de GP en contra de la energía nuclear no es lo bastante rigurosa y a menudo echan mano de tópicos y recursos fáciles (Chernóbil), jugando con el miedo de la gente.

Pero en fin, debatimos bastante y aunque de los debates de este tipo rara vez emerge un acuerdo obvio, lo que si quedó fue bastante buen sabor de boca, yo creo que por todas las partes. Me sentí, para decir la verdad, más porteño que nunca.

miércoles, 29 de abril de 2009

Que viene el lobo

La fábula, no por vieja, es menos relevante. Perico gritaba qué viene el lobo y todo el mundo lo creía, hasta que, de tanto repetirlo, al final nadie le hacía caso. Y un día el lobo llegó y se comió el rebaño.

¿Por qué tantos ecologistas repiten, al unísono las mismas viejas consignas? Se habla de centrales nucleares más seguras y la respuesta es que se trata de una nueva maniobra del poderoso lobby nuclear. Se apunta que las centrales nucleares no emiten CO2 y existe suficiente uranio como para que supongan un instrumento importante en la lucha contra el cambio climático y la escasez de combustibles fósiles y son inventos de la industria nuclear. Alguien apunta que el Torio puede ser un interesante combustible de futuro y enseguida la cantinela: otra maniobra de la industria nuclear.

Qué viene el lobo. Y uno se pregunta: ¿Quién es el poderoso lobby nuclear? Porque hay empresas, como Iberdrola, propietarias de algunas nucleares pero que también se cuentan entre los jugadores destacados en energía eólica. Y por cierto: ¿Hay poderoso lobby verde? Si se echa un vistazo a las empresas que participan en el desarollo eólico o termosolar, uno estaría tentado a concluir que no son precisamente un eco-pyme. Cuando un catedrático de Física Nuclear como Manolo Lozano opina que el Torio puede ser el combustible del futuro, puede tener razón o no, pero lo que es seguro es que no está hablando por boca del Foro Nuclear... entonces... ¿a qué sacarle la cantinela?

La siguiente noticia en Madri+d le deja a uno la boca abierta:

http://www.madrimasd.org/informacionidi/noticias/noticia.asp?id=39179&origen=notiweb

Como dice el artículo de Público, los argumentos a favor del Torio son bien conocidos por los científicos, pero a continuación, ¡ay! el periodista no nos dice cuál son, excepto citando de pasada a Manolo Lozano. Y a continuación, como no podía ser menos en nuestro democrático país, le cede la palabra a un físico que trabaja "en temas de fusión" (no hay frase comodín más sufrida que "en temas de", lo mismo sirve para temas de rotos que de descosidos nucleares).

¿y qué dice este físico, responsable de la campaña antinuclear de Ecologistas en acción? (y por tanto, como todo el mundo imagina, neutral y objetivo donde los haya). Pues dice "con sorna":

a) Que el Rubbiatrón se abandonó (el Rubbiatrón tiene un nombre técnico, el ADS o Accelerator Driven System) por fuerte oposición social y política. ¿Es eso un argumento en contra del Torio? ¿Dice como funciona el ADS, qué problemas tiene que resolver y resolvió o no?

b) Luego, Castejón (el físico-ecologista que trabaja en temas de fusión) alega, o el periodista pone en su boca que la dificultad con los reactores de Torio es que requieren un acelerador (cierto) y que ese acelerador no existe. El caso es que un acelerador así SI existe y de lo que se trata y puede ser factible o no comercialmente, es de ver si es posible utilizar los ADS para generar energía en grandes cantidades, o si es más factible usarlos como incineradores de residuos. En todo caso estamos hablando de una tecnología de aceleradores convencionales DE HOY, MUCHO MÁS FACTIBLES que la tecnología necesaria para desarrollar a gran escala la fusión nuclear.

c) Y finalmente el tema de los residuos, los semipternos residuos. Castejón concede que son menos peligrosos, pero de todas maneras radioactivos y perniciosos (y vuelta a mencionar a la industria nuclear).

¿Por qué no explicar un poquito las cosas?

Es muy fácil entender por qué el Torio es interesante y muy fácil también entender dónde están las dificultades. Estamos hablando del isótopo Th-232, cuyas características son las siguientes:

a) Es unas cinco veces más abundante que el Uranio
b) No es físil (no se divide en fragmentos más pequeños cuando absorbe un neutrón).
c) Pero es FÉRTIL, esto es se transmuta en U-233 al absorber un neutrón. El U-233 es el isótopo minoritario del Uranio y SÍ es físil.

¿Por qué el Th-232 es interesante (aparte de su abundancia)?
a) Porque por el sólo no puede sostener una reacción de fisión. Esto es a la vez una bendición y un problema. Si conseguimos una fuente externa de neutrones, estos transmutan el Th-232 en U-233 y podemos extraer energía de la fisión del U-233. Pero en cuanto el flujo de neutrones se detiene la reacción se para:

ventajas; accidentes mucho más improbables ya que para abortar la reacción en cadena basta "apagar" el "chorro" de neutrones (mientras que en los reactores de U-235 o Pu-238, la reacción en cadena se mantiene hasta que no la extinguimos con absorbentes de neutrones).

inconvenientes; necesitamos ese chorro de neutrones. Para eso se utiliza un acelerador (convencional) que bombardea con protones un blanco de plomo (algo que se sabe hacer desde hace décadas) con el fin de producir el flujo de neutrones. El problema no es de principio, sino, como suele ser el caso de tecnología de escala. Es fácil construir un reactor experimental de Torio basado en un acelerador. Muy posiblemente sea factible construir uno comercial pero hay entran las eternas consideraciones: precio, riesgo, intereses creados (esta vez sí) de la industria, etc.

¿Por qué los residuos son menos peligrosos? Porque en el sistema no hay U-238 y por tanto no se forman ni el Pu-239 ni ninguno de los actínidos asociados. El U-233 resulta en productos de fisión, de los cuales los más problemáticos son el Cs-137 y el Sr-90, con una vida media de 30 años y por tanto una radiotoxicidad infeiror a la de la veta natural en unos 300 años. Dado el escaso volumen de los residuos producidos por una central nuclear, almacenarlos por unos cuantos cientos de años es un problema fácilmente manejable.

Hay otras maneras de utilizar el Torio en reactores híbridos, pero no voy a entrar en ello ahora. La somera explicación precedente debería servir para convencer a cualquiera que no haya leído LA VERDAD en algún libro sagrado, que vale la pena explorar este territorio.

No sé mucho de los intereses de la poderosa industria nuclear, pero me parece que si los tiene, van más en la dirección de continuar con el business as usual (esto es quemando U-235 enriquecido en reactores convencionales) que poniéndose a investigar en reactores de Torio o arriesgarse a construir unos nuevos. Los que solemos interesarnos por estas posibilidades somos científicos como Manolo Lozano, Carlo Rubbia o yours truly. Por estos problemas, o por otros más difíciles todavía, como la fusión nuclear, "el tema" de Castejón, que por lo visto sí está a salvo de sospechas de que le interese al poderoso lobby etc. Por cierto, ITER, con ser una apuesta arriesgada, podría suponer un paso de gigante en la capacidad de la humanidad de controlar los recursos energéticos. Cuándo ya es otra historia.

Entre tanto, uno esperaría de la prensa que acompañara la democracia (cada vez que hay una noticia sobre la energía nuclear parece indispensable agregar la coletilla del ecologista de guardia sobre el lobby y las mentiras nucleares) con un poco más de ciencia. Y quizás habría que dar argumentos en lugar de repetir mantras.

Entre otras cosas, porque el lobo no es la energía nuclear. Es la crisis energética, con sus tres jinetes del apoacalipsis (escasez de combustible fósil, escasa distribución de las reservas y cambio climático). Y el día que llegue será para devorarnos.

martes, 21 de abril de 2009

Visita a Consuegra

Uno de esos días de primavera, de los de antes del cambio climático, cuando en Abril las aguas mil. Claroscuros en el cielo, nubes bravuconas dejándonos caer un chaparrón a medida que la tarde avanza. Llegamos a Consuegra y uno sabe que esto es la Mancha y que por aquí pasó Quijano, a lomos de Rocinante. Un pueblo sosegado, adormeciéndose en el aguacero intermitente del domingo. Las ruínas a medio reconstruir del castillo, recordando la orden de San Juan y esos tiempos medievales que nuestra reciente literatura de masas recrea o inventa una y otra vez. Pero sobre todo los molinos, tan arcaicos, y a la vez tan actuales, tan viejos y tan nuevos, tan hermosos.

No, no son gigantes, al menos no estos. No pasarán de los cinco metros. Quizás lo bastante imponentes para engañar al Quijote, pero ¿quién se impresionaría con ellos cuando hoy la Mancha está llena de otros molinos, estos, sí, auténticos colosos? Torres de cincuenta metros de altura, diez veces mayores que estos pobres obreros de moler grano que hoy visitamos, palas de 30 o 40 metros de largo, auténticos brazos de feroces gargantúas que parecen empeñados en aprisionar el viento.

Y vaya si lo aprisionan. Si sopla a más de unos 3 metros por segundo y a menos de 24 m/s, casi la diferencia entre brisa y vendaval, las aspas giran y el motor trifásico acoplado en la cabeza del monstruo va produciendo electricidad.

En nuestro país hay ya miles de ellos y proporcionan, en promedio, el 11 % de la energía eléctrica que circula por la red, más o menos la mitad de la energía que proviene de las centrales nucleares (20 % en el 2008), algo más de la que producen las presas hidráulica (7 %). Entre agua, viento y átomo, una fracción que se acerca a la mitad de nuestra enegía eléctrica (40 %) no emite CO2 a la atmósfera.

Me preguntan a menudo, en entrevistas y conversaciones si estoy a favor de la energía eólica y más de uno se queda asombrado cuando contesto que naturalmente. Alguno, incluso, reitera la pregunta, como sospechando: ¿pero no le parece que son feos? Pues mire, no, al contrario. Me parece que son bonitos. Altos, estilizados gigantes, que atrapan la fuerza del Dios Eolo y producen electricidad sin residuos y sin casi efectos secundarios. Si es verdad que hacen ruido, no lo es menos que se instalan, en general, lejos de donde puedan molestar. Nada nos impide plantar patatas a su sombra y si alguna ave despachan por error, más se llevan por delante la sociedad de cazadores. Hay que tener ganas de criticar o ser muy irresponsable, para meterse con ellos. Hay que mirarse mucho al ombligo, porque todavía no he conocido quién los critique pero a cambio se alumbre con candiles.

No, no son gigantes, señor, son molinos. No arremeta vuecencia contra ellos, que están ahí para hacerle el bien. Si le parece que le estropean el paisaje, fíjese que las torres del tendido eléctrico también lo hacen (y las carreteras, y las chimeneas de las fábricas), son gajes del oficio. Antes de renegar que mejor estábamos sin ellos, pregúntese si le gustaría que le pillara el próximo apagón en un quirófano, mientras le operan a usted o a su hijo. Y no, no se empeñe, me gusta la puñetera energía eólica, palabra de físico nuclear.

¿Viento en lugar de átomo? Bueno, ya veremos. Desde luego, mañana no. Eolo sigue siendo caprichoso y la red eléctrica necesitará de modificaciones profundas antes de que la potencia eólica pueda aumentar mucho más de lo que ya lo ha hecho en España. Líneas en corriente continua, por ejemplo, para minimizar pérdidas cuando el viento sopla en Finisterre y necesitamos la electricidad en Sevilla. Sistemas de almacenamiento eficientes, quizás el hidrógeno algún día. Una gestión ultra-inteligente de la red, capaz de anticiparse a los antojos del voluble dios. Todo eso está en el futuro, el territorio de lo posible, quizás de lo probable, pero también ahí están las centrales de Torio subcríticas (de las que hablaré otro día), la fusión, las esferas de Dyson. Sueños. Unos más cerca y otros más lejanos. Como un horizonte de molinos, o gigantes, recortándose contra el ocaso.